Es imposible.
Este es el tipo de reseña con el todos los escritores soñamos.
Y aquí está. Mil gracias, "Negro" Viglietti.
Diez variaciones sobre el amor
Voy a empezar haciendo una declaración categóricamente subjetiva: Teresa Mira de Echeverría es una de mis escritoras contemporáneas de ficción favoritas. Su prosa está tan llena de texturas que es imposible no perderse en la cantidad de ideas, emociones y estímulos sensoriales que nos tira a la cara en cada cuento. Para los lectores asiduos a escritores de un estilo recargado pero no denso y en narraciones cuyo núcleo conflictivo conlleva un giro ¿Original? De una situación común y corriente, Teresa puede tomarte de la mano y combinar de una manera bastante Borgeana un sinfín de percepciones, nombres y situaciones mientras te cuenta conflictos sumamente íntimos de personajes que a veces son tan inhumanos que devienen en personas comunes.
Un poco de contexto, de una manera breve: Teresa Mira es Doctora en Filosofía y, hasta donde se, ejerce como docente. Su tesis se basó en la relación de entre Ciencia ficción, Mito y Filosofía y es una de las personas que lleva adelante un taller literario llamado “Los clanes de la luna Dickeana”. Ha dado charlas y escrito bastantes artículos que circundan u orbitan alrededor del tema de su tesis, lleva un blog adelante y hace poco comenzó a publicar digitalmente una novela por entregas, llamada Lusus Naturae, y que pueden leer aquí.
Ahora, puntualmente sobre el libro: Diez Variaciones son diez acercamientos en diez cuentos diferentes a la idea de amor, a la experimentación del mismo y a las consecuencias y situaciones que permiten que el amor exista. Hablamos de un amor que es multidimensional y que no tiene un significado universal, porque Teresa nos pasea por todas clases de amor, desde un eros metafísico en cuentos como La poética de las sirenas u Otoño hasta el más alienígena y maternal de los amores, como sucede con el ente que no puede ser otra cosa que ajeno en Spider. Teresa nos muestra que puede construir mundos fascinantes y sinestésicos, creando personajes con características que pisan más la fantasía y el mito que la ciencia ficción propiamente dicha, al mismo tiempo que cumple el rol cuestionador que ha tenido siempre la fantasciencia, poniéndonos a nosotros, a nuestra ética y moral a un nivel muy terreno. Teresa no solo nos invita a jugar, sino que a veces sus personajes y sus situaciones nos toman de la muñeca y nos arrastran al campo de la ficción donde la realidad es una posibilidad tan naturalizada como cualquier otra.
Creo que uno de los puntos más altos de este libro es para darnos cuenta de que la ciencia ficción contemporánea vive un rejuvenecimiento de increíbles proporciones y que hay mentes muy frescas construyéndolo. Reconocer los patrones estilísticos que tiene Teresa y poder compartir una charla de té con ella equivale a leer este libro, o viceversa.
Dos últimas cosas para finalizar: Teresa tiene un fuerte con los sentidos, especialmente con el olfato y el gusto, que teje como si fuera una red para capturar a sus lectores. Si se quedaron con ganas de saber más sobre su obra o leerla, pueden seguir su actividad en su blog.
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